A la par mía

Me despierto sin haber dormido nada, y aquí estás, a la par mía. Me encanta. Te doy un beso en cada ojo y abro mis brazos para que descanses en ellos, luego me abrazas y yo apreto tus manos contra mi estómago. Lo único que quiero es besarte. Meto mis manos entre tu pelo y te doy un beso en la mejilla como si recién te estuviera saludando. Esto es demasiado, pienso, no merezco tanto, mientras tus dedos recorren mis dedos de ida y vuelta, de vuelta y de ida. Pierdo el miedo: aquí estás, conmigo, a la par mía, y me encanta, y me encantas.
Te quiero mucho, te quiero hoy. Me encanta esa risa que tienes, esa que pone mis pelos de punta, no por miedo, si no por el placer que me da oírte reir. No soy escritora pero por ti escribo, te vi y quise hacerte poesía, eres un libro nuevo, una historia nueva, llena de experiencias para mi. Sonríes para mi, y solo para mi, solo por esta tarde. Yo también tengo fantasmas atrás que me persiguen. Y también tengo miedo. Pero hoy no. Hoy me quedo con tu olor, y nada más me importa, porque estás precisamente a la par mía.