cuando aprenda a volar voy a irme muy lejos y dejaré de llamar todas las cosas por su color, intentaré mirar más allá de lo que mi nariz me permite y bailaré con las siluetas que giran a mi alrededor. no quiero prometerme cosas que no haré, pero si quiero soñar despierta, aunque no sé que tanto lo merezco.
el vaso se acompaña de dos hielos mientras inocentemente voy echando al resto de mi vida lejos, esperando que pase lo mismo más veces. a cuatrocientas pulsaciones por minuto y ningún descanso, voy pensando y dando lo que quisiera recibir de otros en un círculo vicioso con poco o ningún sentido. amor es el nombre de una puta que sonríe al abrir las piernas y que nunca abre el corazón.
definitivamente caigo con facilidad en los hueveos mentales de otras personas. no es difícil para nadie cagarme la psiquis un rato. una frase, una canción, cualquier huevá. por alguna razón, alguien en el mundo entendió esto muy bien y ahora me siento como a la intemperie en pleno invierno. háganme pensar todas las hueás que quieran. llevo dos días saliendo sin celular. no sé cuál es mi objetivo, si es que lo tengo. estoy perdida, confundida, rara. necesito una chelita y unos cuantos días lejos de todo lo que me sucede. necesito arrancar de mi misma y unos días en cama, en pijama y la cabeza apagada, inútil y sin ecos. tengo un conjunto de tincadas negativas, feas y pesimistas a las que no puedo evitar hacerles caso. ojalá me esté equivocando, pero no lo creería ni aunque dios apareciera en mi pieza para decirme que todo es parte de mis traumas. hasta que mis dudas sean consumidas por los acontecimientos. metafísica, en volá.
no sé qué mierda, pero ya empezamos de nuevo.