tengo sabor a resignación en la boca, casi como siempre después de estos episodios reveladores y predecibles que por alguna razón me terminan sorprendiendo. el pijama es la ropa de la pena, me quedo con él mientras afuera la luna brilla y brilla, es una noche re bonita, sí, y yo la quedo mirando mientras mi cabeza se llena de estimaciones, posibilidades y finales imaginarios. es una noche bonita y yo debería arrancarme con ella, perseguirla atravesando el mundo y olvidarme de que existen las malditas despedidas.
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