30.4.10

Miedo a romperlo todo

Cuando deambulándote

como en una extraña pecera

me acunas o me escupes

convirtiéndome

en el polvo de tu tierra,

entonces llueve, quizás,

o destrozas el ruido de tus acantilados

y me veo en el abismo de tus ojos

como a vista de todos,

y pienso paso a paso,

con mis zapatos que son lenguas,

pienso a veces que te quiero, cielo,

que tú eres el mar,

que tus olas me respiran

de humo, como humo en círculos

y me dejas ser tus ojos

y tu viento amargo que danza la basura

me da vida si te vivo

y da paso a los pasos que son besos.

Deja que te lleve en mis bolsillos desgastados,

en mi corazón deshecho a fuerza de camino,

que eres tú la única razón que me queda

aunque la alegría sean llantos

y siempre te termine dejando

en la esquina más inmóvil de mi memoria.

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