13.4.10

Un martes cualquiera

Hagamos un music-forum
bajo la escalera, o una obra de teatro.
hagamos el imbécil dos o tres ratos,
ríamonos de la morena poco agraciada que te busca.
Déjame ser feliz si es lo que quieres
y enséñame qué he de hacer para estar tranquilos.
En mi cabeza hay pasos de baile y piruetas
y si esto te parece lenguaje poético
es que no me haz visto escribiendo canciones tontas.
Para llegar a esto
he pasado horas en silencio
con melodías planas de fondo.
Igual que no fui siempre consciente del poder de mis ojos
yo, insegura, creí que era imposible enredarme.
Es curioso,
no todo el mundo es igual a todo el mundo y desde entonces
tengo el alma en asaltos continuos
y alarmas rojas y prohibiciones.
No dejo de pensar en ciertas cosas
que no puedo olvidar ni recordar,
que no debo olvidar ni recordar.
No dejo de sentir el mismo peso
encima de las mismas células que aún despiertas
esperan repetir, tercer intento,
lo que puede salir bien o mal.
No espero a una cara con un nombre,
sino a cualquier mano que me eleve,
que me dé lo que necesito hábilmente.
Por eso no dejo de pensar en ciertas cosas
que podrían ser o no ser
un martes cualquiera de abril.

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