Pasamos el tiempo caminando entre personas, con el gorro puesto, la chaqueta desteñida, sonrisas ocultas y entre tanto me olvido, la gente ... ¿quiénes son ellos? ¿qué esperan de mi?, yo no los conozco ni me interesa hacerlo, ven ... acércate porque de lejos te miro, quiero que seas un extraño, de escamas y pañuelos, yo soy un ratón, no ... mejor sere un insecto, un insecto que disfruta de esa fruta que te escribo, para que la muerdas como a una manzana, como el pequeño arándano, la pequeña mentira ácida, el astuto silencio, el sabor que tantas veces muerdo, de tu lengua a mis labios y viceversa, la verdad mucho no he evolucionado, ¿qué esperas de mi? de mí no esperes nada, muchas veces me vuelvo la nada y tú eres el nadie que repito mil veces cuando intento olvidarte, pero es cierto ... ya no lo hago, no te olvido, eres la tazita de azúcar que nunca he pedido, mas bien eres mi sal y mi cielo, es que en realidad yo harto te quiero, incluso para escribirte algo distinto.
Me miras y te miro, somos un tunel imaginario de pupilas espectantes, de sonrisas lejanas, cariño, corazón de tiza, escribe en mis puños tu nombre, muerdeme las manos, acaricia nuestro futuro, aunque no somos nada, aunque juego con un verbo y tus palabras, aunque te vea en la calle y te sonría de reojo, porque te cuento algo ... yo sentí que te vería hoy, justo antes de que aparecieras.