7.3.10

Recuerdo que el diluvio se detuvo en mi cerebro
duró varios días
ahora que lo pienso,
exageran las leyendas en lo suyo,
cien días de lluvia tampoco podrían matarnos.
Una persona juntaba su frente con la mía.
Estoy tranquila,
sé de las mentiras de la guerra.
Aún así lo intento, bajo
hasta el estado de conciencia límite y lo veo:
yo me enamoré de la persona equivocada,
le amé de una manera que no volvió a repetirse.
Todo va con freno ahora,
una risa sin excusa le embellece.
La decadencia se quedó allá lejos.

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