La tercera epifanía

"Hablando de nombres
hablando de muerte
hablando de nada y todo
hablando en pijamas
en sonidos
de poetas
de segundos
de llamadas
de artículos
de voces que cantan
y ojos que miran"

Soy extraña y casi siempre simple, y ya no se que más podría ser. Las manos se me estan ablandando, acelerando. Soy terca y, además inteligente (inocentota); me paso la mayoría del tiempo por estos lados, pensando, escribiendo, analizando, quieta; cuidando y regando a un pequeño cactus que afortunadamente crece con las manos extendidas, casi celebrando que crece; y yo en realidad retrocedería el tiempo y le diria a la vida que parara de avanzar.
Aprendo rápido (cuando me lo propongo). Creo que me enamoro una vez por semana de la misma persona simplemente cuando escucho su voz y le escribo, esto no es broma, tampoco una amenaza, amar de esta manera. A veces no me importa si las personas se van, o están, o se callan, aunque todo depende de la persona.
Soy así como me ves, insisto soy bien terca, la gente me ve fría a veces, las voces a veces no me escuchan.
Quisiera irme, pero ¿cómo podría hacerlo? no me cuesta desaprender, o aprender a no aprender nada.
Ahora estoy aprendiendo que mi vida va parpadear, va a continuar, va a sonreir, apenas como un silbido al viento, y que no habrá un calor abrasador ni un frio aplastante, si no la tibieza que pude conseguir o absorví de algún lado o fabriqué yo misma o entregué yo misma ("la misma") seguirá su camino por si sola, sin importar si yo lo quiero o no. Te quiero menos o te quiero mas que nunca. Voy a seguir diciendo estas cosas por siempre; porque recuerda que soy bien terca y recuerda también que soy yo quien escribe estas palabras.