Tú, maldito tú ?

Sumergir de pronto mis débiles ojos de insecto intentando esconder el miedo,
tocar tus manos, besarte con debilidad, escuchar tus latidos, tú y tu sonrisa ...
tu sonrisa que de pronto se vuelve la calma, se vuelve el silencio.
-¡Déjame ser yo misma!- con frecuencia me repito,
quiero encontrar la razón para alejarme de esto,
razones que de verdad tomen mi corazón y lo hagan explotar en mil pedazos,
que corten mi respiración, que anulen mis momentos,
que de pronto aparezcan y me hagan desaparecer, ansío cambiar contigo;
no puedo cambiarte, no es necesario, tienes lo labios perfectos para hacerme temblar,
lléname de esa inmensa sed de mal, de esa sed que se alimenta de mis deseos,
de mis continuos deseos de abrazarte con desesperación,
de abrazarte y que me digas que todo está bien, que ya nada va a pasar.
Y a veces ... a veces tengo ese miedo, ese miedo de mí misma,
de no saber qué hacer y no saber qué decir,
y volver a ocultarme como una avestruz o como un insecto,
y volver a apagar mis luciérnagas mentales,
y volver a decirte que te quiero antes de que tú lo digas,
vuelve a nadar dentro de mí, como yo vuelvo a ser parte de mí,
de mi propia voz y mis propios movimientos,
de caderas y pestañas punzantes,
porque soy la niña infantil e inmadura,
la niña que con frecuencia respira anhelando la calma,
la niña que escribe cosas sin sentidos, sin atajos, vamos de frente.