11.6.12

dormidos (primera parte)

ella se creía invencible. caminaba segura y dejaba que el viento le moviera el pelo. ella caminaba segura y se sentaba segura, cruzaba una pierna sobre la otra, llevaba el cigarrillo a su boca y exhalaba el humo como un grito, un grito que nacía de sus rojos labios y se desvanecía con el tiempo. 
ella lo miraba a los ojos, ella no sabía que al mirarlo de esa forma él se derretía por dentro y el corazón le latía tan fuerte que sentía que podría explotarle el pecho. él no buscaba una razón, la tenía frente a sus ojos; y quería explorar su mundo hasta verla vulnerable. ella nunca quiso mirarlo de frente, ella fumaba y sus labios rojos gritaban silencio, ella lo miraba de lejos y desde allí le sonreía. 
-"queda bien esta sonrisita inocente, no hace nada ni hiere a nadie, todo se ve bien desde este lugar"- dijo para sí. soltó su cabello, apagó el cigarrillo y comenzó a bailar, giraba y giraba, ojos cerrados, brazos extendidos, el vaso en la mano; empezó a llorar y su corazón también lloró. él fue a la barra, pidió dos copas, se acercó a ella, le besó la mejilla, le entregó un vaso a ella y se fue.
ella lo miró confundida mientras él se alejaba, ella no entendía nada y algunas lágrimas aún corrían por su cara, ella no quiso seguirlo, no quería seguir a nadie y a nada. el ego era tan grande que sólo tenía espacio para sí misma. o quizás no era ego, quizás era el miedo, el miedo que hacía que temblaran sus piernas, que hacía que su voz huyera, que lograba hacerla sentir tan pequeña que prefería bailar en círculos y llorar y beber hasta olvidarse del miedo.
ella se dirigió a la barra y pidió uno, dos, tres, siete, ocho vasos y medio. se dirigió al baño apoyándose en las paredes, dentro dos mujeres se besaban, más allá una mujer intentaba orinar parada y sus amigas se reían, estaban tan borrachas como ella. 
comenzó a lavar sus manos y a mojar su rostro, se sentó un rato en el suelo, durmió allí unos minutos, despertó, se puso de pie y en cuestión de segundos vomitó.
salió del baño sin darse cuenta, sus piernas le jugaban una mala pasada, el alcohol adormecía aún su cuerpo, salió como pudo del bar y comenzó a caminar sin rumbo fijo. le pesaban los ojos, le pesaban las piernas, el sueño estaba apoderándose de ella, decidió sentarse en el primer asiento que encontró en su camino, revisó su bolsillo y encontró el último cigarrillo que tenía, lo prendió, empezó a aspirar el humo tan rápido como podía para esquivar al frío. sacó su celular y empezó a escribir un mensaje para él, un mensaje de ebriedad, de rabia, de amor, sobre todo de rabia y amor: -"te quiero y te odio por hacerme quererte, y por hacerme sentir tan hueona por no poder evitarlo"

2 comentarios:

  1. ella no quiso seguirlo, no quería seguir a nadie y a nada.

    ese odio tienes tanta razón, siempre es por lo que te hacen sentir, por no poder evitarlo y querer seguirlo sin hacerlo.

    te juro que nunca había sentido tanto por algún texto, ni siquiera se que cosa sentí, pero fue algo heavy. Te robe la primera frase jirafa.

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  2. Me gusto, te quedo bacán, y lo ultimo es tan verdad :c

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