11.10.11

No existe una escuela que enseñe a vivir

Debiste llegar antes del ocaso,
quizá antes del mediodía,
quizá cuando rompía mis rodillas,
quizá cuando rompieron mi coraza,
quizá cuando ser humano era arriesgarse a vivir
y vivir era un cura sana y yo salía a correr.
Debiste llegar antes de la lluvia,
quizá antes de la once,
quizá cuando queríamos tomar un té en la terraza,
quizá cuando la playa era la melodía única,
quizá cuando corría, humeaba, cuando entendía,
quizá cuando empezaba a aspirar el cigarrillo,
quizá antes de que él me consumiera,
quizá cuando me fumaba la vida y ella me fumaba de vuelta.








Miro alrededor,
heridas que vienen, sospechas que van
y aquí estoy
pensando en el alma que piensa
y por pensar no es alma,
desarma y sangra.
No existe una escuela que enseñe a vivir

1 comentario:

  1. Menos mal que nadie nos enseña a vivir, si nos enseñaran a vivir en una escuela, la vida sería tan fome como las matemáticas.
    Está boni boni boni lo que escribiste querido marciano.

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