me dijieron que no sólo soy la culpable, que también soy la culpa y eso junto pesa más que el arrepentimiento. Y soy egoísta porque sólo pienso en mí, si no pensara sólo en mí las cosas serían muy distintas, tan distintas que muchos recuerdos se morirían y mi corazón palpitaría.
Me cuesta dejar las cosas, mis cosas, tus cosas, nuestras cosas. Soy como una adicta, una alcohólica drogadicta del recuerdo, de los buenos tiempos, del pasado; existirá algún centro de rehabiitación que me ayude? alguno donde pueda decir "Hola soy Mariana" y todos respondan "Hola Mariana"? O algún centro médico que ofrezca un servicio para borrar la memoria, como en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Existirá? Ojalá existiese. Quizás no aprendería y sería muy cobarde de mi parte pero al final de cuentas no me importa porque voy a terminar cometiendo el mismo error una y otra vez, lo sé. Perdón no quiero pedir, ni a él ni a ti ni a ustedes, siento que aunque con el tiempo todas las decisiones que he tomado han sido erróneas han sido honestas, no me gusta fingir nada, sólo si es muy necesario y por lo menos eso me tranquiliza dentro de toda mi intranquilidad. Puede ser que ahora se me ocurran miles de formas de cómo enfrentar ciertas disyuntivas, pero el tiempo no va conmigo y ya es muy remoto.
Soy compleja, muy compleja. Nadie me entiende por completo, ni yo lo hago. En temas del corazón soy verde, en temas de amistad soy imprecisa, en temas de familia tengo cargas mentales, en temas de vida... no sé casi nada. Debe ser porque soy adolescente y adolesco todo lo que se me cruza por los ojos, debe ser porque me falta vida por vivir, debe ser porque en una de esas soy así no más pero lo voy a descubrir al pasar las horas, al pasar los días.
Me quiero investigar, me quiero expresar, me quiero descubrir. Quiero creer en mí. Quiero conversar sin temblar ni tartamudear... quiero conversar.
Aaah! me cansa el resfrío, tengo ganas de ir a sentarme a la playa, meter los pies en la arena, fumarme un cigarrito y escuchar canciones bonitas.
Me siento confusa pero feliz, muy feliz. Estoy tranquila y en paz.
Me di cuenta que es momento para otros accidentes, que es momento para nuevas ocasiones, que es momento de conocer. Es momento de cuidar y renovar afectos (importantes), de arriesgarse (y lanzarse), de cambiar lo malo, de hacer notar lo bueno.
Tengo que dejar de planear las cosas, y ya lo estoy haciendo.
Dejé de sentirme de quince (ya, estaba bueno ya)
Me cuesta dejar las cosas, mis cosas, tus cosas, nuestras cosas. Soy como una adicta, una alcohólica drogadicta del recuerdo, de los buenos tiempos, del pasado; existirá algún centro de rehabiitación que me ayude? alguno donde pueda decir "Hola soy Mariana" y todos respondan "Hola Mariana"? O algún centro médico que ofrezca un servicio para borrar la memoria, como en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Existirá? Ojalá existiese. Quizás no aprendería y sería muy cobarde de mi parte pero al final de cuentas no me importa porque voy a terminar cometiendo el mismo error una y otra vez, lo sé. Perdón no quiero pedir, ni a él ni a ti ni a ustedes, siento que aunque con el tiempo todas las decisiones que he tomado han sido erróneas han sido honestas, no me gusta fingir nada, sólo si es muy necesario y por lo menos eso me tranquiliza dentro de toda mi intranquilidad. Puede ser que ahora se me ocurran miles de formas de cómo enfrentar ciertas disyuntivas, pero el tiempo no va conmigo y ya es muy remoto.
Soy compleja, muy compleja. Nadie me entiende por completo, ni yo lo hago. En temas del corazón soy verde, en temas de amistad soy imprecisa, en temas de familia tengo cargas mentales, en temas de vida... no sé casi nada. Debe ser porque soy adolescente y adolesco todo lo que se me cruza por los ojos, debe ser porque me falta vida por vivir, debe ser porque en una de esas soy así no más pero lo voy a descubrir al pasar las horas, al pasar los días.
Me quiero investigar, me quiero expresar, me quiero descubrir. Quiero creer en mí. Quiero conversar sin temblar ni tartamudear... quiero conversar.
Aaah! me cansa el resfrío, tengo ganas de ir a sentarme a la playa, meter los pies en la arena, fumarme un cigarrito y escuchar canciones bonitas.
Me siento confusa pero feliz, muy feliz. Estoy tranquila y en paz.
Me di cuenta que es momento para otros accidentes, que es momento para nuevas ocasiones, que es momento de conocer. Es momento de cuidar y renovar afectos (importantes), de arriesgarse (y lanzarse), de cambiar lo malo, de hacer notar lo bueno.
Tengo que dejar de planear las cosas, y ya lo estoy haciendo.
Dejé de sentirme de quince (ya, estaba bueno ya)
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