17.6.10

Porque nadie dejó dicho el cómo, el cuánto ni el grado.

Ver, en definitiva, que tu enemigo también es una persona y que, pudiendo parecer retorcido y manipulador, quizá sólo está intentando pagar su culpa con preguntas convencionales.
Incluso manipular todo, manipular mi otro yo mejor hecho que yo para llegar a ser usado en el momento clave de caída:
yo también tuve una historia de abrazos y un jardín bien cuidado.
Sobre todo, perder la vergüenza a la luz que nos liberará del escondite inútil.

En tercera persona, un poco. Objetivo y a vista de todo, por piedad. Decir el mundo, las cosas y ellos, decir se aman, se buscan, se pelean, se olvidan. No temer manos sobre espaldas porque son de otros. Y no decir yo, por favor.

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