Que no hay un nosotros.
Que nunca existirá
Un mañana
Conmigo.
Para qué esperar. Crece todavía la hemorragia.
Palpita el dolor y las paredes se vuelven pupilas llorosas.
Para qué esperar. Cierra los ojos y termina.
Así te veo yo, desde tan lejos.
Desde esta manera tan mía de imaginarte.
Así te veo yo, con la boca abierta
y en el estómago un monton de mariposas bailarinas rondando.
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