1.1.13

reina japonesa

sí, le doy color, siempre le doy color. ya no confío en casi nadie. extraño hueás que quizás no debería. pero pico. nunca confíes en las montañas rusas, aunque se vean seguras. cuando llegas a hacer la fila del juego, ya no hay tiempo para arrepentirse. nadie te obligó a subirte. esta pésima analogía se aplica al amor, a los estudios, a las elecciones sobre la ropa y al carrete, entre otras cosas. a mí también, por supuesto. 
hoy hacía calor, eso decían todos, yo tenía frío. no me gusta tener frío cuando todos tienen calor. después de unas horas me acordé que nunca me había tomados las pastillasagradas y que por eso yo frío y el resto calor. han cambiado las cosas y entre esas hay un par más importantes que mi olvido de pastillasagradas. es un hecho, tengo que enfrentar en un par de horas cosas que he evitado enfrentar durante dos años. pero pico, no quiero pensar mucho en eso ahora. 
no sé por qué las cosas están así, o ya, quizás igual sé un poco. me da pena, me frustra, lloro como pendeja hueona. ya no tengo por qué fingir indiferencia. aunque quisiera adoptarlo como un método de defensa no funcionaría. porque sí, drama drama drama. al final siempre soy la que termina más triste. ya no puedo hacer que la pena se vaya fumando cigarros como la última vez. la verdad es que vivo perdiendo cosas todo el tiempo, pero nunca nunca nunca voy a acostumbrarme a esta clase de pérdidas, que aunque sean de las más comunes a mi me siguen rompiendo el corazoncito.

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