tengo dos millones de imágenes pegadas en la cabeza como recortes de una historia que alguien quiere contar. yo me senté y tomé la taza de té, estaba caliente y húmeda entre mis manos, tomaste un sorbo, luego otro y te alejaste, miento, te sentaste a mi lado y yo pensé que te alejabas por la costumbre de ver como se alejan las cosas. me tomaste la mano, hablabas con los otros y yo me perdía entre tu boca modulando y tus ojos pestañeando y los minutos se me iban y tú te reías, apretabas mi mano, acariciabas mi pierna, me besabas la mejilla, sonreías como diciendo algo y seguías hablando y hablando.
el miedo me invade y me toma la cintura y bailamos sobre el vidrio, es todo frágil, es todo incierto, me siento miserablemente feliz, que antes me rompieran el corazón era terrible, era terrible pero nuevo, y yo sacaba historias y contaba historias y sufría y sufría. tú llegaste ahora con esa forma tan distinta de mirarlo todo, provocando en mi tanta felicidad, tanto deseo, tanto miedo tanto miedo que me llega a doler sentir algo.